Un análisis de los impactos específicos de género de las nuevas formas de comercio internacional: ¿cómo, por qué y dónde?

Los acuerdos bilaterales de libre comercio e inversión están trayendo mucho más que comercio, y sus impactos de género están cambiando en cuanto a su naturaleza y profundidad. En esta sesión se informó sobre algunos de estos problemas, analizándolos en distintos sectores como la agricultura, la industria y los servicios, con acento en los países en desarrollo. A continuación incluimos un resumen preparado por el personal de AWID sobre los temas planteados en la sesión de la caja de herramientas para una economía feminista “Un análisis de los impactos específicos de género de las nuevas formas de comercio internacional: ¿cómo, por qué y dónde?” en el Foro AWID 2012.
Presentadora: Ranja Sengupta (Third World Network)
Los impactos específicos de género de las nuevas formas de comercio internacional
Las mujeres y el comercio internacional
Los acuerdos bilaterales de libre comercio e inversión están trayendo mucho más que comercio, y sus impactos de género están cambiando en su naturaleza y profundidad. Sobre todo en los países en desarrollo, las mujeres tienden a ocupar posiciones económicamente vulnerables por sus bajos salarios, mayor índice de pobreza, empleos que requieren menos calificación y por ende son menos estables. El resultado de esto es que cualquier cambio o conmoción importante en el sistema ejerce un impacto más grave sobre las mujeres y otras personas que ya son vulnerables debido a las desigualdades sistémicas.
La promesa de la liberalización fue un mayor crecimiento, menos desigualdades y la oportunidad de que los países en desarrollo se “pongan al día” financieramente. Pero ninguna de estas esperanzas se concretaron. Por ejemplo, aunque India en general creció, existen muchas áreas geográficas dentro del país que no se beneficiaron de este crecimiento y – lo que es más importante – la consecuencia fue un aumento de las desigualdades y un descenso en los indicadores de género.
La industria agrícola ha sido un factor significativo en los efectos de género del comercio internacional. En los países en desarrollo, muchas mujeres trabajan en la agricultura, en la que confían para que les aporte un ingreso porque resulta fácil entrar en ese mercado y por las destrezas requeridas. Los cambios en las políticas internacionales de comercio han tenido un impacto particularmente duro sobre este sector. Los Estados Unidos y Europa proveen de importantes subsidios a la agricultura, que hacen bajar los precios de los alimentos y generan volatilidad en los mercados. A las mujeres se las utiliza como herramienta de ajuste para acomodarse a estas fluctuaciones y corren un riesgo mucho mayor de que les rebajen sus salarios o pierdan sus empleos. Es necesario un enfoque de derechos para garantizar que todas/os las/os ciudadanas/os se beneficien del crecimiento de sus países, y para promover la sostenibilidad.
Comercio internacional y derechos de propiedad intelectual
Las organizaciones de mujeres lucharon contra la proliferación de acuerdos de libre comercio, que se proponen abrir el acceso a las economías y llevan a la comercialización de los recursos naturales e inclusive del cuerpo humano. Los países en desarrollo ya están percibiendo los impactos perjudiciales de estas políticas y han comenzado a cuestionar a la OMC (Organización Mundial de Comercio) exigiéndole una mayor transparencia en los procesos y políticas, y llevándola a un estado de parálisis.
A pesar de todo, los acuerdos bilaterales se han tornado más tóxicos ya que la definición de “inversiones” se amplió para incluir bienes intangibles como la propiedad intelectual que abarca a las patentes, marcas registradas y derechos de autor/a. En la elaboración de estos acuerdos, el concepto de “derechos de los inversores” se ha convertido en un tema central por el que cualquier cosa que afecte la propiedad intelectual en un país constituye una violación a esos derechos. Además, estos acuerdos llegan incluso a cubrir temas como la pérdida potencial de ganancias como algo por lo que se le puede reclamar a un gobierno.
Históricamente, los países en desarrollo no permitieron patentar los alimentos y medicamentos porque el interés público tuvo prioridad en el terreno de la investigación. Esto se debe a que la base de toda innovación es el acceso a un conjunto previo de conocimientos sobre el que se construyen las nuevas ideas e investigaciones. Pero las nuevas políticas amenazan con desestabilizar este sistema haciendo que todos los derechos a la propiedad intelectual se rijan por las mismas reglas, sin tener en cuenta las consecuencias para los derechos humanos. En teoría, las patentes se conciben porque algunas personas tienen inventos y/o una genialidad tal que se supone contribuye a la sociedad. Las/os inventoras/es reciben una recompensa temporaria por sus inventos, para la que se tiene en cuenta el interés público. Con los nuevos acuerdos comerciales sobre derechos a la propiedad intelectual, la empresas pueden afirmar que se les están violando sus derechos siempre que no se respeten las patentes u otros derechos de propiedad intelectual. Esto constituye un giro fundamental en la naturaleza de la innovación.
La Union for the Protection of New Varieties of Plants (Unión para la protección de nuevas variedades de plantas – una organización que defiende el derecho del sector público a reproducir plantas) junto con la OCDE y los gobiernos, exigió una mayor protección a la investigación que tuvo como resultado restricciones a los derechos de las/os agricultoras/es. Por ejemplo: si una/un agricultora/or utiliza semillas por las que no pagó, esto se considera un delito y el Estado se responsabiliza (de castigarlo). El Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación afirmó con respecto a esto que tratados de libre comercio de esta clase violan los derechos humanos en cuanto al acceso a la alimentación y la soberanía alimentaria.
Las empresas privadas y los países se están arrogando patentes en todos los sectores y están presionando muchísimo para reducir todavía más la flexibilidad de las políticas sobre derechos a la propiedad intelectual e incrementar la protección de sus derechos como inversores. Las mujeres son más vulnerables frente a estos giros hacia un mayor control sobre alimentos y medicamentos, por la feminización de la pobreza y también por su responsabilidad tradicional de proveer alimentos y atención a la salud.
El comercio internacional y los grupos indígenas
Los grupos indígenas también han sufrido el impacto de los acuerdos de libre comercio y liberalización que impulsó el sistema de comercio global. Por ejemplo, bajo el TLCAN, pequeños emprendimientos agrícolas indígenas se vieron afectados económica y culturalmente. Para la población indígena mexicana, el maíz es parte de su identidad. Pero al adoptarse más políticas de comercio y propiedad intelectual, el maíz se encareció y ahora es menos accesible a los pueblos indígenas, como alimento y como fuente de ingresos. El impacto cultural sobre las mujeres indígenas resulta particularmente significativo en su rol como depositarias, transmisoras y guardianas del conocimiento sobre los alimentos y del vínculo entre su identidad y la tierra. Como producto de este incremento de los intercambios a través del acuerdo de libre comercio, se incrementaron también las migraciones, el trabajo infantil y el turismo sexual en las comunidades indígenas al limitarse el acceso a su cultura y a sus tierras.
En Filipinas, ha habido un fuerte movimiento de pueblos indígenas para proteger sus derechos y territorios. En 1997, el gobierno adoptó una Ley de Pueblos Indígenas para proteger sus derechos sobre la tierra. Al mismo tiempo, se les dieron miles de hectáreas a compañías mineras extranjeras para que las utilicen en los próximos años. Sin embargo, gracias a un esfuerzo de colaboración y unidad por parte de las comunidades indígenas, las compañías mineras no han logrado dar inicio a sus excavaciones; las mujeres han constituido una fuerza enorme en este movimiento. Estos grupos utilizaron estándares internacionales de la ONU y de otras agencias para afirmar sus derechos. Esta clase de acción se puede utilizar como un modelo para influir sobre los gobiernos para que se apliquen los derechos humanos en el área del comercio internacional.
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