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Tianguis Indígena: La economía solidaria y las mujeres indígenas en México

por Tzinnia Carranza López.

Alicia es una mujer ‘Ikoot’ y madre soltera con dos hijas. Con su telar y los conocimientos antiguos de sus abuelas ancestrales, ella hila sueños y esperanzas, produciendo vestimentas en su casa y luego vendiéndolas por las calles. Vende sus productos hechos a mano como forma de garantizar la subsistencia de su familia, pero la policía, los acaparadores y los vendedores la expulsan y le roban su mercadería. Le niegan permisos; el sistema capitalista neoliberal la rechaza; las poderosas empresas internacionales que controlan los mercados la rechazan; y las corporaciones que patentan los medios de subsistencia y producen bienes genéticamente modificados la rechazan; la sociedad consumista, sin conciencia y apática, que no sabe ni le interesa saber acerca de nadie o de nada que no sea ella misma, la rechaza.

Alicia tiene menos oportunidades a cada día que pasa. Desde el Acuerdo de Libre Comercio, algunos de los productos que ella vende han sido reemplazados por productos subsidiados e importados de Estados Unidos como el maíz, lo que no sólo generó una competencia desleal para las/os productoras/es en pequeña escala en México sino que también es genéticamente modificado. Estas políticas capitalistas neoliberales centradas en la acumulación de riqueza excesiva han tenido graves consecuencias para el medio ambiente, como el monocultivo en gran escala, las plantaciones comerciales y la tala. Todo esto contribuye a la contaminación del agua, el cambio climático y los efectos cotidianos, sobre todo en las zonas pobres donde las mujeres son las más afectadas. La crisis llevó a la pérdida gradual de la cultura autóctona; las cosmovisiones y culturas autóctonas se pierden ante la aculturación del modelo de desarrollo que impone la globalización, con los principios de las grandes empresas desplazando a los valores comunitarios, generando migración y desplazamiento.

Disparidades de género

Las que permanecen en el hogar, con la carga del trabajo doméstico reproductivo y productivo, son las mujeres. Asisten a reuniones representando a sus maridos, pero por ser mujeres no  poseen tierras, no tienen voz ni derecho a votar. Sin embargo, se las hace responsables por las decisiones que toma la comunidad.

Los hombres abandonan las comunidades y cuando no lo hacen, el abuso conyugal — violencia física, psicológica y sexual —contra las mujeres aumenta en gran medida; esta violencia se ve agravada por la elevada incidencia de alcoholismo entre los hombres.

Lo que habilita estas condiciones y deja a las mujeres en posición de vulnerabilidad social, ambiental y económica es la limitada o nula disponibilidad y accesibilidad de información, desarrollo de capacidades y educación.

Nichos de mercado

En los últimos veinticinco años, el crecimiento económico de México ha sido de sólo un 1 por ciento (FMI y Secretaría de Economía de México). El 60 por ciento de las pequeñas y medianas empresas han desaparecido mientras el número de centros comerciales (shopping centres) se elevó en un 500 por ciento. En 2007, México importó 600,000 toneladas de maíz y en 2008 liberalizó los aranceles aduaneros para los granos. Se estima que unas 1000 personas por día, la mayoría de ellas indígenas o campesinas, migran a los Estados Unidos. También se estima que en México el modelo actual afecta a más de 10.000.000 de productoras/es en pequeña escala que son indígenas y campesinas/os.

La globalización neoliberal promovió el surgimiento de nichos de mercados, algo remoto para el México rural y el mundo de productoras/es de bienes en pequeña escala que antes podían vender sus productos y obtener un ingreso adicional para cubrir sus costos de producción y de vida. El nuevo modelo impone un esquema de producción que se aparta de las tradiciones ancestrales de la población indígena, dejando a su paso degradación del medio ambiente y la pérdida de la biodiversidad y los bosques, contribuyendo así al cambio climático: como resultado de la deforestación México es ahora responsable por el 13 por ciento de las emisiones globales de gas carbono.

A medida que se desarrollan los nichos de mercado, se van distorsionando los mecanismos existentes de mercadeo y distribución de bienes locales. Ahora existen dos sectores que controlan casi absolutamente la producción y la comercialización de bienes: los principales entes internacionales reguladores del comercio y los intermediarios en el mercado doméstico. Ambos van controlando cada vez más eslabones de la cadena de oferta y demanda, prácticamente eliminando los que antes controlaban sectores más pequeños ya que, por su tamaño, cuentan con la ventaja competitiva de poder vender en forma directa en el mercado público.

Competencia desleal

En virtud de los acuerdos comerciales entre Estados Unidos, Canadá y México, los grandes comerciantes del Norte están exportando cada vez más bienes a México, la mayoría de los cuales antes los fabricaban pequeñas/os productoras/es mexicanas/os. El incremento de las importaciones se explica con el argumento de los menores costos de producción y por lo tanto precios más bajos, sin tener en cuenta que estos productores cuentan con elevados subsidios y mejor equipamiento tecnológico que sus contrapartes mexicanas/os de menor envergadura.

Esto ha contribuido a una competencia desleal en la producción y el comercio. México tiene hoy las cifras más altas de emigración de toda su historia, que se explican en parte por la situación recién descripta, sumada a las desigualdades de género y la discriminación contra las mujeres, la consecuente pérdida de espacios comerciales, semillas autóctonas y cultivos tradicionales, la introducción de grandes extensiones de tierra muy demandada para el monocultivo, la pérdida de la cubierta vegetal original y la reducida disponibilidad de tierras productivas.

A nivel local, estos intermediarios se beneficiaron de la situación y de la ayuda de los subsidios para comprar al por mayor a los importadores, rebajando así el precio de los bienes regionales cuyos costos de producción son más elevados que el valor de los bienes que producen. Sin acceso a tecnologías competitivas, servicios de consultoría o créditos bancarios que les permitan a las/os productoras/es en pequeña escala optimizar su producción, la forma de amortizar los costos es el trabajo familiar no registrado y la producción en pequeñas cantidades sin insumos ni asesoría.

Este problema se agrava más aún cuando a las/os productoras/es en pequeña escala se les prohíbe vender sus bienes en los mercados públicos dado que los minoristas de media y gran escala monopolizan los espacios públicos en su propio beneficio, se integran a estructuras organizacionales en sintonía con gobiernos locales y obtienen permisos y concesiones para vender en esos espacios, generando una situación en la que no hay igualdad ni equidad, la brecha entre ricas/os y pobres crece continuamente y las mujeres son las que están en mayor desventaja y las más excluidas.

A la búsqueda de soluciones

El principal apoyo que reciben las mujeres es para proyectos productivos: recursos naturales, formación y microcréditos. Algunos donantes entienden la necesidad de apoyar la creación de espacios seguros o canales de comercialización en los que las mujeres puedan vender sus productos sin tener que competir con las reglas del mercado global.

Así fue como un día Alicia escuchó hablar del Tianguis Indígena EECO, y junto con otras mujeres decidieron participar en el desarrollo de esa propuesta, buscando una solución alternativa para su problema. Durante muchos meses, asistió a reuniones para analizar, discutir y desarrollar ideas. Fue en ese espacio donde escuchó hablar por primera vez de la economía solidaria, la antítesis de la economía capitalista.

La economía solidaria reconoce el carácter de los seres humanos, a nivel individual y social, no sólo en la creación y producción de riqueza económica sino también en la producción y el consumo conjunto de riquezas materiales y recursos naturales, con responsabilidad compartida en la conservación de la naturaleza. Entiende la diversidad humana como una fuente de riqueza, complementariedad y paz. Procura que prevalezca el valor de uso por sobre el valor de intercambio, y valora más la interacción humana que los bienes materiales que se intercambian. La economía solidaria defiende el derecho a la soberanía alimentaria por sobre la producción y venta de alimentos para las grandes empresas (monocultivo), dándole prioridad a los alimentos producidos y consumidos a nivel local. Construye sistemas solidarios para el consumo, la producción, el financiamiento y la organización de mercados locales alternativos. Promueve la idea del consumo ético y consciente, que consiste en satisfacer las propias necesidades de consumo sin poner en peligro a la naturaleza o a los derechos de otras/os.

La generación de visiones alternativas

El desarrollo material y espiritual se asienta sobre cuatro pilares:

  • Desarrollo socioeconómico equitativo y sostenible
  • Conservación y promoción de los valores culturales de cada país
  • Conservación del medio ambiente natural
  • Democracia integral, ejemplificada en el buen gobierno.

La economía solidaria procura una división justa entre hombres y mujeres y produce suficiente riqueza material como para crear condiciones sostenibles que permitan el desarrollo autónomo de todas/os las/os integrantes de una sociedad, un pueblo y el planeta.

Teniendo en cuenta estos preceptos, se creó una organización comunitaria con la suficiente fuerza como para revivir la economía local ofreciendo un espacio para el intercambio y la venta de productos, para redes de comercio dignas, y que defienda la justicia y la solidaridad entre las personas. En ese espacio las mujeres también reciben información y capacitación, pueden compartir sus opiniones y tomar decisiones centrándose en la igualdad de género y social. Un espacio de encuentro para la población autóctona donde alentar, evaluar y recuperar tradiciones, idiomas,  la cocina y las muchas otras expresiones artísticas de las diversas culturas.

Tianguis Indígena

El Tianguis Indígena EECO surgió en 2004 en Oaxaca (México) y está formado por comunidades indígenas de cinco culturas, de diferentes colectivos y organizaciones, y participa en redes de otros estados como Chiapas, Morelos, Puebla y Veracruz. Esta organización espera desarrollar un nuevo modelo económico en el que la riqueza de los territorios se traduzca en bienestar para sus habitantes gracias a los principios de solidaridad económica, igualdad de género e igualdad social.

Sus objetivos específicos son los siguientes:

  • Incrementar los ingresos de productoras/es en pequeña escala creando un espacio para la venta e intercambio de bienes así como canales de comercialización.
  • Crear espacios que promuevan la participación justa de las mujeres, en igualdad de condiciones.
  • Defender los territorios mediante su uso adecuado y sostenible, incluyendo la recuperación de la agricultura tradicional, el mejoramiento de los sistemas de producción de bienes locales, y la concientización en torno al consumo responsable.
  • Empoderar a las mujeres fortaleciendo sus procesos organizativos y sus habilidades para la toma de decisiones
  • Fortalecer la mitigación y adaptación al cambio climático reduciendo las vulnerabilidades a que se enfrenta la población, sobre todo las mujeres, y protegiendo las vidas y propiedades.

En el Tianguis Indígena EECO la gente puede participar en cosechas en pequeña escala recolectando lo que se produce en su región o desarrollando productos nuevos, siempre y cuando la producción no se utilice como biocombustible, no se empleen ni comercialicen semillas genéticamente modificadas y los productos no se envuelvan en plástico.

  • Los productos se venden a través de una estrategia diversificada:
  • Un espacio mensual fijo para vender o intercambiar productos
  • Participación en fiestas de los pueblos y otros eventos a los que nos invitan.
  • Organización de festivales y espacios de reunión en Oaxaca y en otros puntos del país.
  • Un sitio de Internet que estamos diseñando para poder vender en todo el mundo artesanías de las distintas regiones.
  • Espacios fijos que esperamos poder crear en distintas partes del país para vender productos.

Conclusión

Nuestro sueño es crear una nueva economía que inspire acciones locales ligadas al plano nacional y el internacional, pero necesitamos desarrollar los procesos locales y vincularlos con redes nacionales e internacionales para la venta, intercambio y consumo, todo esto acompañado de campañas de concientización para consumidoras/es. Nuestro desafío es interactuar con iniciativas similares para compartir nuestros principios y garantizar que las personas como Alicia tengan opciones.

Junto con mujeres y hombres de distintas culturas, Alicia está construyendo un sueño y creando un espacio en el que vender e intercambiar productos donde nadie le quite el derecho de crearse una vida decente y soñar con un mundo en el que todas/os encajen en la nueva humanidad. Alicia es hoy la presidenta del Tianguis Indígena.

Resumen

Tzinnia Carranza Lopez analiza la busqueda de alternativas economicas para la supervivencia por parte de mujeres indigenas y campesinas en mexico y mesoamerica, muchas de las cuales son artesanas, recolectoras, granjeras, parteras y sanadoras. ella explora como a traves de la economia solidaria, estas mujeres procuran vencer al sistema de comercio neoliberal que amenaza la venta de sus productos y servicios.

Palabras Clave: nichos de mercado; medios de vida; alternativas; campesinas; artesanas; género

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