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Sobreviviendo en el nuevo mundo feroz

Por Gita Sen.

La lucha por el desarrollo

Estamos viviendo en un nuevo mundo feroz, en el que se están rompiendo los contratos sociales, están surgiendo nuevos actores pero los antiguos no están dispuestos a abandonar el juego. Los conflictos en torno a los nombramientos en el FMI y el Banco Mundial o lo que decide el G20, son disputas por las definiciones y los significados del desarrollo. En las últimas décadas, la desigualdad ha ido en aumento y de maneras exponenciales entre y dentro de los países. Estos incrementos en la desigualdad han dado lugar a perversidades que en buena medida definen a este nuevo mundo feroz, ya se trate de lo que le sucedió al joven Trayvon Martin en Estados Unidos, las permanentes atrocidades contra las/os dalits en India, los asesinatos de activistas LGBT en distintas partes del mundo o la reacción contra las/os migrantes. Esta clase de perversidades forman parte del nuevo mundo feroz. Y forman el contexto en el que se da nuestra lucha para ver cómo podemos avanzar.(1)

Alternativas de Desarrollo con Mujeres para una Nueva Era (DAWN, por sus siglas en inglés) se originó hace 28 años para cuestionar el significado y la naturaleza del desarrollo. En Nairobi (1984) preguntamos quién necesitaba o quería una porción más grande de un pastel envenenado. Si el desarrollo está envenenado, ¿en qué beneficia a las mujeres tener una mayor participación en él? En DAWN nos desafiamos a nosotras mismas y a los movimientos sociales en general a abordar esta pregunta como algo fundamental. Este no fue un llamado a la pureza ideológica sino a tomar conciencia de las conexiones entre la lucha por la igualdad de género y la naturaleza del desarrollo dentro del que se da esa lucha. El derrame del crecimiento económico, que es lo que con demasiada frecuencia termina queriéndose decir con ‘desarrollo’, adopta muchas formas envenenadas. Una de ellas es la extracción codiciosa de recursos que destruye las vidas de los pueblos indígenas y los recursos ecológicos. Otra es el consumo excesivo tanto en el Norte como entre las elites del Sur. O la financiarización galopante de la economía global que resulta en una creciente flexibilización e informalización del empleo que abarata tanto los costos laborales como las vidas humanas. Estas son las formas utilizadas hasta el cansancio, sin regulación y con explotación, que adopta el crecimiento económico. ¿Cómo nos enfrentamos a estos patrones destructivos de desarrollo que se continúan reproduciendo en demasiadas partes del mundo? ¿Cómo llegamos desde aquí a un lugar donde exista la posibilidad de un crecimiento verdaderamente centrado en los seres humanos?

La lucha por la igualdad y la justicia

Hace más de 40 años atrás, el libro pionero de Ester Boserup se refirió a cómo las mujeres estaban marginadas del desarrollo dominante. Pero el problema de las mujeres no es tanto el hecho de estar marginadas de la economía tradicional sino el de ser incluidas en ella en el escalón inferior de sistemas de generación de la riqueza que son profundamente jerárquicos. ¿Por qué sigue sucediendo esto? Porque una división de género del trabajo con raíces profundas significa que las mujeres son responsables de la reproducción y el cuidado de los seres humanos en un sistema económico en el que las personas y su supervivencia son sólo medios para un fin, que es el crecimiento y el rédito económicos. Los medios son seres humanos y lo que se puede hacer para extraer el máximo de ellas/os. Para que podamos avanzar hacia la igualdad de género, es fundamental hablar de la prestación de servicios sociales como algo decisivo para los sistemas económicos.

¿Cómo podemos transformar la economía del cuidado para que deje de ser algo marginal al sistema económico? En América Latina estamos viendo algunos intentos de luchas democráticas que están creando sistemas económicos más justos, incorporando el reconocimiento del cuidado a los sistemas de seguridad social que el Estado mantiene para todas las personas. Pero estamos hablando de domesticar a la bestia del capitalismo neoliberal, ¿por qué no deseamos simplemente matarla? No creo que podamos hacerlo, pero debemos esforzarnos por humanizarla, si podemos. Lo que está ocurriendo en el nuevo mundo feroz de hoy no es humano, ni es sostenible. El hecho de que hasta un multimillonario como Warren Buffet reclame la ‘Regla Buffet’ para incrementar los impuestos que paga la gente rica y de ese modo humanizar el sistema, deja en evidencia el amplio reconocimiento de que goza la idea de que los niveles actuales de desigualdad global y nacional son obscenos. Siempre se nos dice que hay crisis fiscal, y que no hay fondos públicos disponibles para la seguridad social, o para las/os trabajadoras/es, las/os pobres, la igualdad de género, la salud y la educación. Pero siempre parece haber dinero público disponible para las empresas, y siempre hay dinero para rescatar a los bancos, y para que la gente rica se apodere de las tierras comunitarias para construir allí sus mansiones.

El hecho de que los gobiernos de la Unión Europea (UE) estén desmantelando los estados de bienestar para que el mundo financiero y las corporaciones sigan expandiendo sus negocios como siempre es chantaje puro. A nosotras no nos conviene someternos a esta clase de chantajes. Ahora es el momento de proponer el control sobre las corporaciones.

La lucha para no ser vendidas

Cuando ocurrió la revolución iraní contra el Sha, yo estaba dando clases en Nueva York. La New School, la universidad en la que yo trabajaba en los años setenta estaba llena de estudiantes que eran exiliadas/os de varias dictaduras, las de América Latina, Irán, Indonesia y muchas otras. La caída del Sha de Irán, el dictador por excelencia, fue recibida con mucho entusiasmo. En medio de los festejos, un colega se dirigió a mí en uno de los pasillos y me dijo: ‘Entiendo por qué esta gente está celebrando, pero tú — una feminista —¿no ves lo que está sucediendo? ¿No ves lo que viene?’. A lo largo de los años, recordé muchas veces sus palabras, y ahora que estamos pasando por la llamada Primavera Árabe vuelvo a recordarlas, y me doy cuenta de cuánta razón tenía en su advertencia. Muchas veces las mujeres están al frente de las luchas democráticas por la justicia económica y — tristemente — también muchas veces se las relega a una ciudadanía de segunda clase y a un estatus subordinado mediante amenazas y violencia de género, y del poder patriarcal sin disfraz alguno. En DAWN nos referimos a esto como las tensiones entre la justicia de género y la justicia económica. Pero traicionar a las mujeres no es algo que sólo pasa en el contexto de las nuevas luchas democráticas. La UE pone muchas condiciones sobre el déficit fiscal, el imperio de la ley, la propiedad y la gobernabilidad a los países que quieren sumársele. Pero ¿qué pasa con los derechos y la salud sexual y reproductiva? La falta de requisitos que garanticen los estándares más elevados de derechos humanos para las mujeres ha integrado a la UE a países que se oponen activamente a ellos, diluyendo así las propias posiciones generales de la UE sobre justicia de género. Esto es contra lo que tenemos que luchar, no se puede hacer competir a los beneficios económicos con la justicia de género. Para las mujeres no puede haber justicia económica sin autonomía e integridad corporal.

El desafío enorme de asumir el poder económico

¿Cuál es la naturaleza del poder económico y qué necesitamos hacer nosotras, como mujeres? Primero y sobre todo, el poder se basa en recursos, recursos financieros. Esto nadie lo sabe mejor que AWID, que ha estado trabajando en cómo se distribuye el financiamiento para los Derechos de las Mujeres. Pero el dinero engendra dinero. El dinero que llega, ¿De quién es? ¿Cómo lo usamos? ¿Cómo se lo gasta? ¿Cómo podemos pensar nuevas maneras de hacer que ingresen recursos a nuestros movimientos? Segundo, el poder se basa en recursos, recursos de conocimiento. Ya es hora de que salgamos de nuestro mundo cómodo y limitado, en el que dejamos la economía en manos de aquellos a quienes nuestros intereses no les importan. La economía no es algo complejo, pese a lo que puedan decirles los economistas. Y las mujeres debemos aprenderla y utilizarla para avanzar nuestros derechos. Tercero, el poder se basa en recursos, nuestros recursos como personas. Ya es hora de que aprendamos a trabajar con otras/os en una alianza de movimientos que vaya más allá de lo que puede pasar en el Foro Social Mundial. Por último, el poder se basa en no tener miedo; demasiadas veces las mujeres le tenemos miedo al poder. Dejemos atrás ese miedo, desafiemos al sistema, desafiemos a la gente y asumamos nuestro poder.

Notas


1.  Basado en los aportes de Gita Sen en la plenaria de apertura del Foro AWID 2012, 19 de abril de 2012 en Estambul. Transcripción de Cindy Clark.

Resumen 

Gita Sen nos muestra el  panorama sobre  las diferentes luchas que están librando las mujeres y de sus estrategias para superar las desigualdades económicas.

Palabras clave

Género; desarrollo; desigualdad; pobreza; UE; poder; justicia económica

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