Agroecología: Explorando oportunidades para el empoderamiento de las mujeres según experiencias en Brasil

Ana Paula Lopes y Emilia Jomalinis, ActionAid Brasil(12).
En esta contribución se presenta el concepto de agroecología como forma de practicar la agricultura o utilizar tecnologías que no dañen el medio ambiente además de quebrar el modelo hegemónico de desarrollo rural basado en el monocultivo. A través de un análisis realizado por ActionAid Brasil de sus experiencias de trabajo con mujeres rurales, este artículo estudia la relación entre agroecología y feminismo, proponiéndola como herramienta que puede impulsar procesos de empoderamiento en mujeres rurales.
¿Qué es la agroecología?
La agroecología acepta la biodiversidad ecológica y sociocultural, reconociendo y valorando diversas clases de conocimiento que se apartan de la ideología científica dominante, como los conocimientos ancestrales y las técnicas de las/os campesinas/os. Según Norgaard and Sikor (1995), la agroecología tiene en cuenta supuestos alternativos basados en conocimientos y destrezas integrales y pluralistas. Por eso, los conocimientos y destrezas prácticas de las culturas ancestrales —indígenas y campesinas —con frecuencia igualan o superan al conocimiento especializado de la ciencia occidental. La agroecología no sólo es una forma de practicar la agricultura o de utilizar tecnologías que no dañen el medio ambiente sino también de oponerse al modelo capitalista de desarrollo rural.
En Brasil, la agroecología surgió como alternativa al monocultivo para la exportación con un desarrollo científico-tecnológico que cada vez se iba alejando más de las destrezas y conocimientos de las/os trabajadoras/es del campo. A lo largo de la historia, a la agricultura brasileña tradicional se la consideró ‘anticuada’ y por lo tanto un obstáculo para el desarrollo del país. Por consecuencia, la modernización agrícola se produjo sin una reforma agraria legítima ni una democratización de los derechos sobre la tierra.
Este proceso de modernización se basó en un uso intensivo de semillas mejoradas, materias primas industriales (como los fertilizantes y agroquímicos tóxicos), una elevada mecanización y el uso extendido de la tecnología en la siembra, irrigación y cosecha. Los movimientos sociales y las/os campesinas/os que ya estaban luchando por el derecho a la tierra comenzaron a defender otro modelo agrario opuesto al hegemónico que trataba de homogeneizar el campo. Así comenzó una movilización por tecnologías alternativas que no dañen el medio ambiente y se basen en técnicas ancestrales. Aunque Brasil cuenta con una larga historia de negar las prácticas de conocimientos ancestrales existentes – considerándolas atrasadas — estos conocimientos y destrezas continúan vigentes en muchas comunidades y regiones. Es en este contexto que surgió la agroecología, procurando utilizar y fortalecer estas importantes destrezas y técnicas.
Agroecología y empoderamiento de las mujeres
La agroecología puede ser un instrumento para empoderar a las mujeres, siempre que se reconozca y se valore su trabajo. Las iniciativas agroecológicas contribuyen a reducir y/o a superar algunos de los problemas ambientales y sociales existentes, mediante métodos, técnicas y procesos de producción basados en las prácticas locales de agricultura familiar. En la agricultura familiar, el rol de la mujer cobra una enorme importancia. Sin embargo, son varias las encuestas que muestran que aunque las mujeres están presentes y activas en todos los espacios de producción, siguen estando oprimidas. Pensar en el empoderamiento de las campesinas implica tener en cuenta y discutir las relaciones de poder, así como las medidas necesarias para que puedan controlar las fuentes de poder.
En 2006, ActionAid Brasil inauguró un proyecto titulado ‘Difusión del conocimiento agrario: Intercambio de experiencias y fortalecimiento del movimiento agroecológico‘. Cuando las mujeres reconocieron que estaban ausentes de espacios políticos importantes y que su trabajo en el desarrollo de la agroecología estaba invisibilizado, uno de los principales temas del proyecto pasó a ser el de las mujeres y la agroecología. La metodología acordada se centró en el empoderamiento de las mujeres mediante el intercambio, la recopilación y el análisis de experiencias agroecológicas lideradas por mujeres.
El proceso incluyó un período de ocho meses destinado a la sistematización de experiencias y una reunión para intercambiar vivencias y discutir las sistematizaciones. A medida que se iban sistematizando las experiencias de las mujeres, los problemas, capacidades y resultados fueron saliendo a la luz y se logró construir una nueva percepción de la realidad. La agroecología ayuda a tener en cuenta el rol de las mujeres en la agricultura familiar que es igual, o en muchos casos, más importante que el de los hombres en cuanto a la gestión del trabajo reproductivo y productivo.
El intercambio y la sistematización de experiencias fueron caminos importantes para que la agroecología pudiera avanzar integrando conocimientos. Mediante el proyecto de ActionAid Brasil, las mujeres se dieron cuenta de todo lo que podían hacer. En los intercambios de experiencias se desafiaron unas a otras para tomar nuevos caminos y romper barreras. Esto les permitió analizar sus posibilidades y contribuyó a su empoderamiento. El proyecto mostró que sistematizar las experiencias de las mujeres es una herramienta importante para el empoderamiento y una estrategia para deconstruir y desnaturalizar la dominación masculina sobre las mujeres.
Los retos para la agroecología
El Proyecto Mujeres y Agroecología reveló que existe una correlación positiva entre las dinámicas agroecológicas y el empoderamiento de las mujeres. Pero este no es un proceso automático. El esfuerzo permanente por sacar a las mujeres de su invisibilidad y abrir espacios para que puedan actuar como sujetas debe formar parte del proceso agroecológico. Es importante tener en cuenta las relaciones desiguales de poder dentro de la familia y verificar siempre si las dinámicas agroecológicas contribuyen o no al empoderamiento de las mujeres, en la medida en que se las tome en cuenta durante el proceso.
La desigualdad en las relaciones de género limita el avance de la agroecología porque esconde el aporte de un segmento importante de la población rural. Al mismo tiempo, la dominación masculina en general se manifiesta como un impedimento para avanzar hacia la transición agroecológica ya que obstaculiza la libre expresión de las mujeres y su desarrollo creativo, restringiendo sus aportes a la unidad productiva. Cuando las relaciones entre los géneros son igualitarias, las relaciones de poder en la familia también lo son, y los procesos de transición agroecológica avanzan a mayor velocidad.
Durante todo el proyecto, las campesinas lograron desnaturalizar la idea de la superioridad masculina redefiniendo en la práctica la idea de poder, presentándoles a sus familias un escenario en el que el poder es compartido. Deconstruir el poder permite el cambio; el ‘poder para’ abre la posibilidad de actuar sin que haya dominación, es un poder creador que genera posibilidades y acciones. El ‘poder con’ es un poder compartido que se manifiesta en soluciones colectivas a problemas comunes.
Las participantes en el Proyecto Mujeres y Agroecología sintieron su propio poder. Lo utilizaron para tomar decisiones y para opinar acerca de qué era lo mejor para sus vidas. Descubrieron que tenían el potencial de cambiar sus vidas, pero también entendieron que se trataba de una lucha permanente. Así se dieron cuenta de que no podían detenerse ya que siempre iban a enfrentar retos, como mujeres y campesinas. Continúan trabajando para mejorar sus condiciones de vida y su dignidad, no abandonan fácilmente, y no se someten al rol social de subordinación que se espera de ellas. Sus maridos, padres y otros hombres ya no las consideran simples ayudantes sino sujetas y protagonistas en la familia, la comunidad, los movimientos sociales y sus propias vidas.
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