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Transformando el poder económico para avanzar los derechos de las mujeres y la justicia

Publicado en Empleo y Trabajo, Flujos Financieros, Plenaria 1, Plenaria 4 en noviembre 22nd, 2012 by
Source: Development

Cindy Clark y Lydia Alpízar Durán.

Del 19 al 22 de abril de 2012, unas/os 2240 activistas de derechos de las mujeres y sus aliadas/os se reunieron en Estambul bajo el lema Transformando el poder económico para avanzar los derechos de las mujeres y la justicia. Organizamos este 12vo Foro Internacional de AWID sobre derechos de las mujeres y desarrollo con la intención de analizar el impacto del poder económico sobre las mujeres y el planeta y facilitar los vínculos entre diversos grupos como forma de contribuir a estrategias más fuertes y eficaces para avanzar los derechos de las mujeres y la justicia.

En los tres años de preparación que llevó  el Foro, AWID trabajó con economistas y activistas feministas investigando los impactos de la crisis financiera y la recesión económica sobre las mujeres, analizando las consecuencias de las respuestas políticas a la crisis para las mujeres y también las miradas alternativas sobre la economía y las promesas que encierran para lograr avances en cuanto a la igualdad de género. El Foro fue un momento importante para reunirnos, hacernos preguntas en torno a buena parte de estos análisis y destacar los principales dilemas o las áreas que requerirán más investigación y acción en los años por venir.

Como bien lo señalara Dzodzi Tsikata en la plenaria final del Foro: ‘Discutir el desarrollo es un pasatiempo cíclico. Lo que crea el subdesarrollo no es la falta de ideas o de alternativas sino las estructuras de poder y de toma de decisiones, que silencian el pensamiento y los enfoques alternativos’.

El propio Foro y el proceso de organizarlo (así como lo que vendrá después de él) tuvieron como objetivo hacer visibles aportes e ideas de economistas y activistas feministas en las áreas más importantes del análisis y las políticas económicas (cuyos aspectos más destacados se incluyen en esta publicación), además de fortalecer nuestra movilización y poder colectivo para transformar esas estructuras.

La realidad mundial actual nos desafía a las/os defensoras/es de los derechos de las mujeres a repensar nuestros marcos de referencia y estrategias, renovar y reactivar nuestro compromiso con la construcción de movimientos, desarrollar las bases de apoyo que apoyen nuestras agendas, no hablar solamente de temas de derechos de las mujeres sino también ampliar nuestras agendas para la transformación social de maneras que resulten atractivas para la opinión pública. Con este espíritu, el Foro de AWID también constituyó un llamado a revivir el internacionalismo feminista, fortalecer los esfuerzos colectivos para organizarnos entre distintas regiones y la construcción global del movimiento feminista.

‘Transformando el poder económico’ nos pareció un área particularmente importante en la que centrarnos dada la naturaleza de este momento histórico, con cambios enormes que están dejando al desnudo la fragilidad (y lo inadecuado) del sistema económico actual así como las falencias del pensamiento neoliberal en torno al cual está construido. El tema de Foro tuvo por objeto poner el poder económico sobre la mesa sin eufemismos, empujar a los movimientos feministas y de derechos de las mujeres a que se involucren de maneras más directas con estos temas, y desa-rrollar estrategias y alternativas transformadoras. Aunque algunas organizaciones y redes de mujeres trabajan en temas económicos, en general nuestros movimientos no están lo suficientemente involucrados en esta área. Muchas veces las mujeres se organizan para garantizar su supervivencia, pero permanecen aisladas y tienen un impacto limitado sobre las cuestiones macroeconómicas más amplias a menos que se establezcan conexiones claras entre los principales temas de derechos de las mujeres y la economía.

Por eso el Foro incluyó diez subtemas diferentes, para ponerle nombre y profundizar los análisis sobre las intersecciones entre el poder económico, el acceso a los recursos y el control sobre ellos; militarismo, conflicto y violencia; empleo y trabajo; sexualidad; rol del estado; religión y cultura; el planeta y su salud ecológica; gobernabilidad global; flujos financieros; sector privado y poder corporativo.

Al mismo tiempo, las complejidades y la velocidad con que se dan los cambios en el contexto actual implican que establecer estas conexiones y desentrañar cuáles son las dimensiones económicas que determinan las vidas de las mujeres difícilmente puedan ser tareas simples. Los cambios geopolíticos, los procesos de regionalización, los incentivos perversos que privilegian al sistema financiero a expensas de los empleos decentes y el bienestar humano en tiempos de crisis son apenas algunos de los factores que influyen sobre las decisiones que se están tomando en materia de política económica.

A esto debemos agregarles algunos de los cambios que explícitamente amenazan los derechos de las mujeres; por ejemplo, como dijera Yakin Erturk, los temas de las mujeres cada vez están más ‘culturizados’, lo que se traduce en resistencias a los derechos de las mujeres como algo ajeno a las culturas autóctonas y en la fragmentación de los movimientos de derechos humanos de las mujeres. Esta culturalización de sus derechos creó una brecha entre las preocupaciones de las mujeres y las estructuras desiguales de género o el ambiente político y económico más amplio. También resulta alarmante el incremento de la violencia contra las defensoras de derechos de las mujeres no sólo en cuanto al número de casos sino también a la intensidad de la violencia que viven las activistas que representan el disenso social y se movilizan por el cambio. La falta de capacidad y de recursos para hacer frente a esta violencia constituyen una clara amenaza contra la sostenibilidad de los movimientos de mujeres y también un claro llamado a priorizar y entender la naturaleza política de la seguridad, la protección y el autocuidado no sólo a nivel individual sino también de organizaciones y movimientos, desarrollando respuestas colectivas a la violencia.

Es importante señalar que los debates del Foro tuvieron lugar en una región que está atravesando cambios profundos. Las mujeres de Medio Oriente y el norte de África se mostraron cautas frente a la ‘Primavera árabe’, contándonos en qué medida las mujeres quedaron invisibilizadas después de los levantamientos y en su mayor parte fueron excluidas de los procesos de transición. En muchos contextos de la región ahora estamos viendo retrocesos en cuanto a logros de derechos de las mujeres que costó mucho alcanzar. Dejando atrás el entusiasmo por las ‘posibilidades para el cambio’ que trajeron las revoluciones en esta región, ahora debemos asumir algunas  realidades: conflictos prolongados y más represión en contextos como Siria y Yemen, y una creciente influencia islamista en toda la región. Esto es importante en términos de cómo construir nuestra solidaridad con las mujeres de la región, pero también en cuanto a las consecuencias de esta influencia para la agenda global de derechos de las mujeres en espacios como la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Estamos entrando en las celebraciones de los 20 años de Río, Cairo, Viena, Copenhague y Beijing, y las perspectivas de avances significativos en la agenda completa de derechos humanos y desarrollo sostenible no son alentadoras.

¿Y en qué consiste esa trasformación?

Muchas/os participantes se quedaron pensando en lo que dijo Gita Sen durante la plenaria de apertura del Foro: ‘[con respecto al sistema económico actual]… ¿estamos hablando de capturar a la bestia pero no matarla? No creo que podamos matarla, pero necesitamos humanizarla’.

En los distintos debates del Foro, se dio un balance precario entre aspirar a un paradigma más justo, un sistema transformado, y luchar por cambios en el orden vigente en el corto plazo que puedan tener un impacto real e inmediato. El marco de referencia macroeconómico no ha cambiado radicalmente en los años que pasaron desde la crisis financiera de 2008 que muchas/os pensaron podía crear oportunidades para cambios más profundos. Los modelos de desa-rrollo económico todavía se apoyan sobre todo en la mercantilización y el crecimiento, posicionando al sector privado como actor y beneficiario principal. Nuestro sistema global se alimenta en gran medida de las ganancias producto del militarismo, el agotamiento de los recursos naturales y las violaciones a los derechos humanos.

¿Cuáles fueron algunas de las aspiraciones mencionadas? Hubo poco interés en tratar de identificar un modelo único o colocarle un adjetivo nuevo al desarrollo (‘desarrollo sostenible’, ‘desa-rrollo humano’, etc.). A continuación presentamos una selección de los principios y dimensiones que surgieron como fundamentales para un sistema de poder económico más justo durante los debates del Foro:

  • Tener en cuenta el enfoque de los derechos humanos como filtro ético para juzgar las políticas económicas; los mercados y la mercantilización deben estar al servicio de los derechos humanos, del cuidado y la gestión del planeta; debemos volver a incorporar las necesidades básicas y los derechos económicos al discurso de los derechos humanos.
  • Reconocer que la prestación de servicios sociales es fundamental para los sistemas económicos y dar visibilidad a las diversas expresiones de trabajo no remunerado sobre el que descansa la economía mercantilizada.
  • Implementar un enfoque intercultural que desarrolle una síntesis de valores, culturas y visiones sostenibles y deseables como un don para las generaciones futuras. Volver a conectarnos con los valores que subyacen a las economías que no se basan en el mercado — la reciprocidad, lo colectivo, la solidaridad y la armonía con la naturaleza— y ponerlos en práctica.
  • Aplicar una perspectiva de ecosistema: mirar más allá de la dicotomía individual-colectivo; más allá de solo mirar  el bosque, el océano o el aire, para tener en cuenta el sistema entero y aplicar esta mirada a nuestras comunidades.
  • Ir más allá de los indicadores existentes (como el PIB) para reivindicar indicadores propios de bienestar y sostenibilidad que respondan a nuestras comunidades y estén basados en la situación socioeconómica de cada país. Esto requerirá conversaciones amplias y profundas entre diferentes sectores para desenterrar los principios y las prioridades que puedan guiar estos indicadores.
  • Necesitamos llevar registros  e informarnos mejor sobre la economía informal, no sólo la de las/os vendedoras/es en pequeña escala que tanto idealizamos, sino también la trata de joyas, armas y drogas que son responsables por volúmenes significativos de los flujos financieros. Estos flujos tienen un impacto enorme sobre el sistema en general.

Tender puentes entre diversidades y construir coaliciones más fuertes fue un tema repetido a lo largo del Foro. Esta no es precisamente una idea nueva, pero aún así es claro que la construcción profunda de alianzas es una tarea aún no concluida y que sigue siendo urgente. Algunas de las dimensiones importantes de la ‘construcción de puentes’ que se destacaron como prioridades mencionadas en el Foro fueron las siguientes:

  • Las conexiones entre académicas, economistas y activistas feministas son fundamentales para el diálogo entre las distintas alternativas que se están pensando en esas esferas, en la calle y dentro de la academia. Conexiones como estas son vitales para aprovechar todo el sólido análisis económico feminista crítico que ya existe, y para cerrar brechas entre, por ejemplo, conceptos abstractos y herramientas prácticas para aplicar los estándares de derechos humanos a preocupaciones económicas locales.
  • Boaventura de Sousa Santos pidió una mayor ‘articulación entre movimientos’ dado que ‘por fuerte que sea un determinado movimiento social, no puede desarrollar su agenda aislado’. Este llamado fue algo central en el Foro y la razón por la cual procuramos reunir a mujeres indígenas, activistas por la justicia climática, mujeres que están dentro de los movimientos por los derechos laborales, activistas de la justicia económica, campesinas, trabajadoras sexuales, mujeres con discapacidades, mujeres jóvenes y otras/os para que toda esta diversidad de participantes pudiera identificar elementos comunes en sus preocupaciones y agendas como base a partir de la cual conocerse mejor y eventualmente colaborar entre sí.
  • Integrar las ideas de los distintos ‘espacios de lucha’ — desde los sindicatos a la ONU, desde las comunidades locales a los parlamentos, desde los mercados financieros a nuestros hogares — a los esfuerzos por transformar el poder económico
  • Como dijo Radhika Balakrishnan, ‘la globalización exige una globalización de la resistencia’. Ella exhortó  a un movimiento que supere las divisiones Norte/Sur y por país, y a trabajar minuciosamente en los contextos locales pero vinculando ese trabajo con los niveles regional y global. Para poder transformar el poder económico es fundamental prestar mucha atención a estos vínculos.

Desarrollar esta clase de puentes exige superar la fragmentación y la excesiva especialización que en muchos casos ha debilitado  o dividió a las/os actores feministas y de la justicia social. También exige hacer visibles las redes de complicidad que habilitan el sistema vigente y actuar contra ellas: las/os contribuyentes pasivas/os que financian intervenciones militares en todo el mundo; el silencio frente a los pedidos de apoyo para las luchas por los derechos económicos, por ejemplo de parte de las trabajadoras sexuales; la hipocresía en cuanto a los derechos y demandas laborales de las trabajadoras del hogar; y el agravamiento de la represión contra las defensoras de derechos humanos.

Más allá de lo específico de los aprendizajes, las experiencias compartidas y los debates apasionados que se dieron en el Foro, resulta claro que necesitamos reconstruir la fuerza y el poder de los movimientos de mujeres a nivel global. Necesitamos movimientos fuertes no sólo para enfrentarnos con mayor eficacia a las amenazas graves para los derechos de las mujeres y la igualdad de género en el contexto actual, sino también para tomar la iniciativa y volver a soñar en grande. Los próximos tres años, en los que muchas de las principales conferencias y marcos de referencia internacionales serán sometidos a revisión, nos brindan una oportunidad enorme en torno a la cual reconstruirnos. Por eso resulta urgente superar las diferencias y transformar en fortaleza la diversidad de expresiones organizativas, de luchas, sabidurías y capacidades. La tarea que tenemos por delante es gigantesca y, como lo demuestra la historia, las mujeres nos necesitamos unas a otras así como a nuestras/os aliadas/os para trabajar de maneras estratégicas y generosas, complementarnos y hacer que las luchas de las otras nos empoderen y nos inspiren. AWID espera que el Foro 2012 haya contribuido a renovar las energías de las/os participantes e inspirarlas/os para darle prioridad a este proceso de construcción de poder colectivo entre los distintos movimientos y luchas de las mujeres a nivel global.

Aquellas/os que quieren transformar el poder económico deben estar dispuestas/os a salir de sus zonas de comodidad, aprender de otras/os, crear solidaridad y revivir esa vieja máxima feminista que dice: no seremos libres hasta que todas las mujeres sean libres, hasta que toda la gente no sea libre.

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